¿Por qué odié los certámenes de belleza?

En foto de portada: Diane Ferrer, Miss Puerto Rico Petite 2013, para el lente de Jean Nieves.

«Me odiaba a mi misma y a quienes me ponían obstáculos por haber tenido alguna vez una corona sobre mi cabeza».

Por un tiempo, sí, los odié.

34-24-34 esas son las medidas perfectas. Y no basta con eso, al menos unos 5’7” de estatura debes tener para ser considerada una total belleza. Gracias a Dios, en un país donde la mayoría somos de baja estatura, existe el Miss Puerto Rico Petite, en el cual se les da la oportunidad a mujeres de 5’5” o menos exponerse en el mundo de la belleza.

¡Esperen! A los 15 años amaba los certámenes, me alejé años después. A mis 34 años, por primera vez en más de una década, me atrevo a decir orgullosamente que en 2003 fui reina de belleza del arriba mencionado certamen. Viajé a Cánada junto a Ingrid Rivera (quien fue Miss Universe PR y Miss Mundo PR tiempo después). Las dos trajimos corona a Puerto Rico. Algunos de ustedes lo saben, la mayoría no. No es algo que diga. No es algo que mencione en mis logros. Y se preguntarán ¿por qué?

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Decidí retomar una de mis pasiones asistiendo al casting de Nuestra Belleza Latina 2018 para poder tener un voz en los medios que me permitiera continuar llevando mi mensaje de empoderamiento.

Pues aquí las razones por las que llegué a “odiar” los certámenes de belleza.

  1. Mala percepción de la sociedad a las reinas de belleza.
  2. Limitaciones profesionales en el modelaje, actuacion y mi área de estudios universitarios, publicidad.
  3. No poder mantener el peso de cuando gané.

Realmente no odiaba los certámenes. Siempre me gustaron, los respeto y amo la labor que muchas organizaciones realizan con las chicas.

Me odiaba a mi misma y a quienes me ponían obstáculos por haber tenido alguna vez una corona sobre mi cabeza. Odiaba no poder mantener un cuerpo esbelto y 105 lbs de peso, a menos que comiera lechuga y atún, pues soy latina, con piernas grandes y mucha sabrosura en mis muslos y caderas. Ser mirada de manera extraña cada vez que iba a un casting y me decían “la reina petite”. En los castings de modelaje y actuación, en mis tiempos, las reinas éramos un poco discriminadas, no se si esto pasa todavía, ya se les olvidó quien soy. Odiaba que eso significara tener rivalidad con otra mujer cuando se enterara. Odiaba que los hombres que conocía se intimidaran y no aceptaran los sueños y metas que tenía y por los cuales comencé a exponerme en esas plataformas.Odiaba que la gente pensara que por ser reina era superficial y escasa de intelecto.  Nunca olvidaré cuando trabajando en publicidad, quien fuese mi superior alguna vez, por poco le da un infarto al enterarse de mis títulos de reina de belleza. No podía creerlo, una mujer que hacía tan bien su trabajo, ¿ex reina de belleza? No puede ser, las reinas son brutas.

Ya no me sentaba con la familia a ver el Miss Universo y el Miss Mundo como tradicionalmente lo hacíamos desde que tenía uso de razón. Quería matar a toda costa algo que era parte de mi esencia y de mi vida. Quería olvidarme que alguna vez soñé con estar en los medios de comunicación y aportar a los cambios sociales positivos producto de quienes entienden el poder inmenso que tienen en sus manos.

«…las reinas ni son superficiales, ni son brutas».

Con el tiempo, la madurez, el autoanálisis, el descubrimiento del empoderamiento personal, descubrí que no tenía porque sentirme avergonzada de nada, que no tengo por que esconder quien soy por lo que piensen los demás o por lo que quieran de mi y que tenía que mostrar el poder de todo lo que aprendí en ese ámbito. Al contrario, debía llevar el mensaje correcto: las reinas ni son superficiales, ni son brutas. Este es otro estereotipo estúpido igual que todos.

Como en todo ámbito, hay personas capaces y personas que no. ¿Acaso todos los abogados, doctores, maestros, ingenieros, etc. son capaces? En cada esquina podemos encontrarnos con una persona que no es muy hábil a pesar de su título universitario. Pues les tengo una noticia: lo mismo pasa en los certámenes de belleza. Hay quienes están preparadas y quienes no. Por otro lado, la percepción tan incorrecta de que si una chica no sabe responder una sola pregunta frente a cientos de personas, con los nervios de punta, es bruta, es la conclusión más ridícula que escucho año tras año cada vez que se acaba una temporada de un certamen. Sobretodo cuando la pregunta no la pueden responder ni algunos gobernantes.

Y personas superficiales también las encontramos en todos lados.

Quiero aprovechar esta publicación para poner en justa perspectiva el tema de los certámenes de belleza, su aportación a las vidas de las chicas y los logros obtenidos por quienes aprovechan la oportunidad correctamente.

Aspectos básicos que se desarrollan en un certamen de belleza: (No todos, es por eso que se debe estudiar bien la plataforma y seminarios de cada organización).

  1. Disciplina y Responsabilidad
  2. Liderazgo
  3. Trabajo en Equipo
  4. Ventas y Mercadeo
  5. Dicción y Oratoria
  6. Proyección

Los anteriores aspectos son herramientas y valores intrínsecamente necesarios para el éxito de cualquier profesional y son solo algunos básicos que se pueden aprender o reforzar en este tipo de competencia a una edad muy importante como lo son la adolescencia y juventud, pero existen certámenes que ofrecen mucho más como capacitación en defensa personal, talleres de empresarismo, deportes, entre otros.

Quizás no lo saben, pero la mayoría de las chicas que he conocido que han participado en certámenes de belleza son mujeres exitosas en sus áreas de trabajo, empresarias, líderes de organizaciones y excelentes madres de familia con matrimonios exitosos, además de quienes utilizan la plataforma para convertirse en actrices, periodistas, animadoras y locutoras reconocidas en los medios.  Todas muy inteligentes.

Dejemos de vivir y de cohibirnos por lo que la sociedad estipula ya sea física o intelectualmente. Reconozcamos nuestros logros y explotemos nuestro potencial. Dejemos que las acciones hablen por sí solas. Eliminemos los estereotipos y demostremos con el ejemplo.

Es hora de dejar de juzgar en base a análisis vagos y generalizados. Hacerlo te hace un seguidor y no un líder, un seguidor de lo que dice la mayoría, sin pensamiento crítico, sin conocimiento amplio del tema y peor aun, sin conocimiento de quien es la persona a quien juzgas.

Recuerden que una mujer puede hacer la diferencia, pero juntas podemos cambiar el mundo.

Ciao, mis bellezas tropicales.

Abrazotes y bezasos.

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